jueves, 22 de noviembre de 2012

ALGUNOS CONSEJOS INFORMALES

         Evitar el consumo de tabaco y alcohol.
         En caso de catarro, procurar hablar lo mínimo.
         Evitar los ambientes de humo y polvo.
         Evitar los ambientes con climatización artificial.
         Seguir un ritmo adecuado de la respiración para evitar inspiraciones y expiraciones forzadas.
         Usar ropa cómoda que no dificulte la respiración.
         Evitar las situaciones de estrés y las alteraciones nerviosas.
         No exponerse a los cambios bruscos de temperatura, ya sea referidos al ambiente o a las bebidas que se ingieren.
         Mantener una alimentación sana y equilibrada.
         Beber mucha agua, ya que favorece la hidratación de la mucosa y evita la sequedad de la garganta. 
CAUSAS PRINCIPALES DE LAS MOLESTIAS

1)      La contaminación acústica. En muchas de las aulas hay demasiado ruido de fondo. A las voces de los chavales -que creen que hablan bajito- se suma una acústica deficiente y, a menudo, paredes tan finas que dejan oír el rumor de la clase de al lado. El profesor intenta hablar ‘por encima’ de todo ello y pronto aparece el desgaste físico, y también psicológico. Recomendación: Reducir el ruido en la clase. El profesor puede empezar por dar ejemplo y hablar más despacio y más bajo. Si chillamos para imponernos sólo mostramos que estamos superados por la situación. Si queremos dar imagen de autoridad podemos aumentar la intensidad de la voz bajando al mismo tiempo el tono, haciéndolo más grave, y lo acompañaremos con el lenguaje facial y corporal de seriedad que le corresponda.
2)      El sobreesfuerzo. Chillar sin proyectar bien la voz. Hablar fuerte y chillar hacen que se acumule tensión en la laringe y en las estructuras del cuello; se irritan las cuerdas vocales y esto dificulta que vibren con normalidad, lo cual altera nuestra voz.
Recomendación: El uso profesional de la voz que hacemos como docentes pasa por el dominio de la técnica vocal.
La técnica vocal es un conjunto de prácticas utilizadas que abarca la relajación, la respiración, los ejercicios vocálicos, etc. que nos ayudan a mantener una voz sana mejorando nuestra calidad general de vida. Controlar la respiración es básico para la mejora de la técnica vocal. Los ejercicios no deben exceder de los 10 minutos en su práctica respiratoria, a ser posible diariamente. La respiración debe ser costo-abdominal-diafragmática y debe realizarse en situaciones de relajación, de reposo y sin prisas. Se puede practicar en una postura sentada o tumbada sobre la cama o un sofá, pero es importante colocarse un pequeño peso sobre la zona abdominal para poder sentir mejor cómo se eleva dicha zona en la fase espiratoria.
3)      Un esquema corporal y/o vocal erróneo. El principal problema consiste en utilizar la voz que no corresponde a nuestra estructura corporal. Si medimos un metro noventa, nuestras cuerdas vocales serán grandes, de manera que nuestra voz no puede ser aguda, y, si lo es, la estamos forzando. Tampoco podemos cambiar a un tono de voz que no se corresponda con nuestra propia corporalidad porque, si no, nuestra garganta sufre.
Simultáneamente en la actividad física cotidiana nuestro cuerpo está sustentado por unos ejes que  guardan entre ellos una simetría, un equilibrio, una alineación que determina una postura corporal correcta favoreciendo el rendimiento vocal.
Recomendación: Aprender a conocerse y a aceptarse física y psíquicamente. La técnica vocal debe trabajarse junto al control emocional sin olvidarnos de mantener una estática postural adecuada.
Por lo general, adoptamos inconscientemente posiciones incorrectas o degradantes para la calidad de la voz. Estos ‘malos hábitos’ adquiridos con el tiempo reposan al nivel del subconsciente, lo que requiere un gran esfuerzo consciente y constante para vencerlos. Frederick Matthias Alexander, actor y pedagogo australiano, desarrolló la técnica que lleva su nombre para una correcta alineación postural -especialmente entre la cabeza y el tronco- que nos resulta muy útil para corregir hábitos erróneos, así como el yoga, el taichí, y todas las nuevas ‘anti gimnasias’ que se han venido desarrollando a lo largo del siglo XX.   

martes, 20 de noviembre de 2012

La voz es algo abstracto que está ahí y en la que nadie piensa, ya que es normal tener voz, es algo innato, y no nos planteamos nunca qué pasaría si se llegara a estropear o si hay posibilidades de quedarnos sin ella.
Una de las primeras cosas que advertimos cuando empezamos a ejercer la docencia es el enorme desgaste físico que ello conlleva, sobre todo a nivel vocal. Hablar es un acto de comunicación y, en condiciones normales, cuando nos dirigimos a un interlocutor, o interlocutores, ajustamos de manera automática el volumen del habla al espacio, y su dirección a la situación donde están nuestros oyentes.

¿Por qué es necesario hablar de problemas de fonación en la docencia?

De todos los profesionales que trabajan con la voz, como pueden ser los locutores, los docentes, los actores o los cantantes, solamente estas dos últimas categorías reciben una formación reglada y más específica acerca de la postura, la fonación y de cómo emplear el aire. Ni en escuelas de magisterio ni en las de periodismo encontramos asignatura alguna dedicada a la utilización y el cuidado de la voz y, sin embargo, son las profesiones más castigadas en cuanto a las patologías de la voz se refiere.
Es necesario hablar de nuestros problemas de voz, porque continuamos pensando que no es un problema importante en nuestro trabajo y a menudo aplazamos el tratamiento para más adelante cuando encontremos el momento adecuado, momento que muchas veces no llega.

Los cuidados de la voz están relacionados con el estado y la salud de la persona.
En circunstancias normales, con unos hábitos adecuados, una correcta higiene y sin la existencia de abusos, la voz no se verá afectada. Pero tampoco debemos olvidar que la voz, como todo proceso natural, también envejece. Con la edad vamos perdiendo tono y timbre. Además las cuerdas vocales dejan de ser tan elásticas y las mucosas se resecan.