CAUSAS PRINCIPALES DE LAS MOLESTIAS
1)
La contaminación acústica. En muchas de las aulas hay demasiado ruido de fondo. A
las voces de los chavales -que creen que hablan bajito- se suma una acústica
deficiente y, a menudo, paredes tan finas que dejan oír el rumor de la clase de
al lado. El profesor intenta hablar ‘por encima’ de todo ello y pronto aparece
el desgaste físico, y también psicológico. Recomendación: Reducir el ruido en la clase. El profesor puede empezar
por dar ejemplo y hablar más despacio y más bajo. Si chillamos para imponernos
sólo mostramos que estamos superados por la situación. Si queremos dar imagen
de autoridad podemos aumentar la intensidad de la voz bajando al mismo tiempo
el tono, haciéndolo más grave, y lo acompañaremos con el lenguaje facial y
corporal de seriedad que le corresponda.
2) El sobreesfuerzo. Chillar sin proyectar bien la voz. Hablar fuerte y
chillar hacen que se acumule tensión en la laringe y en las estructuras del
cuello; se irritan las cuerdas vocales y esto dificulta que vibren con
normalidad, lo cual altera nuestra voz.
Recomendación: El uso profesional de la voz que hacemos
como docentes pasa por el dominio de la técnica vocal.
La técnica vocal es un conjunto de
prácticas utilizadas que abarca la relajación, la respiración, los ejercicios
vocálicos, etc. que nos ayudan a mantener una voz sana mejorando nuestra calidad
general de vida. Controlar la respiración es básico para la mejora de la
técnica vocal. Los ejercicios no deben exceder de los 10 minutos en su práctica
respiratoria, a ser posible diariamente. La respiración debe ser
costo-abdominal-diafragmática y debe realizarse en situaciones de relajación,
de reposo y sin prisas. Se puede practicar en una postura sentada o tumbada
sobre la cama o un sofá, pero es importante colocarse un pequeño peso sobre la
zona abdominal para poder sentir mejor cómo se eleva dicha zona en la fase espiratoria.
3)
Un esquema corporal y/o vocal erróneo. El principal problema consiste en utilizar la voz que
no corresponde a nuestra estructura corporal. Si medimos un metro noventa, nuestras
cuerdas vocales serán grandes, de manera que nuestra voz no puede ser aguda, y,
si lo es, la estamos forzando. Tampoco podemos cambiar a un tono de voz que no
se corresponda con nuestra propia corporalidad porque, si no, nuestra garganta
sufre.
Simultáneamente en la actividad física cotidiana nuestro
cuerpo está sustentado por unos ejes que
guardan entre ellos una simetría, un equilibrio, una alineación que
determina una postura corporal correcta favoreciendo el rendimiento vocal.
Recomendación: Aprender a conocerse y a aceptarse física
y psíquicamente. La técnica vocal debe trabajarse junto al control emocional
sin olvidarnos de mantener una estática postural adecuada.
Por lo general, adoptamos inconscientemente
posiciones incorrectas o degradantes para la calidad de la voz. Estos ‘malos
hábitos’ adquiridos con el tiempo reposan al nivel del subconsciente, lo que
requiere un gran esfuerzo consciente y constante para vencerlos. Frederick
Matthias Alexander, actor y pedagogo australiano, desarrolló la técnica que
lleva su nombre para una correcta alineación postural -especialmente entre la
cabeza y el tronco- que nos resulta muy útil para corregir hábitos erróneos, así
como el yoga, el taichí, y todas las nuevas ‘anti gimnasias’ que se han venido
desarrollando a lo largo del siglo XX.