martes, 20 de noviembre de 2012

La voz es algo abstracto que está ahí y en la que nadie piensa, ya que es normal tener voz, es algo innato, y no nos planteamos nunca qué pasaría si se llegara a estropear o si hay posibilidades de quedarnos sin ella.
Una de las primeras cosas que advertimos cuando empezamos a ejercer la docencia es el enorme desgaste físico que ello conlleva, sobre todo a nivel vocal. Hablar es un acto de comunicación y, en condiciones normales, cuando nos dirigimos a un interlocutor, o interlocutores, ajustamos de manera automática el volumen del habla al espacio, y su dirección a la situación donde están nuestros oyentes.

¿Por qué es necesario hablar de problemas de fonación en la docencia?

De todos los profesionales que trabajan con la voz, como pueden ser los locutores, los docentes, los actores o los cantantes, solamente estas dos últimas categorías reciben una formación reglada y más específica acerca de la postura, la fonación y de cómo emplear el aire. Ni en escuelas de magisterio ni en las de periodismo encontramos asignatura alguna dedicada a la utilización y el cuidado de la voz y, sin embargo, son las profesiones más castigadas en cuanto a las patologías de la voz se refiere.
Es necesario hablar de nuestros problemas de voz, porque continuamos pensando que no es un problema importante en nuestro trabajo y a menudo aplazamos el tratamiento para más adelante cuando encontremos el momento adecuado, momento que muchas veces no llega.

Los cuidados de la voz están relacionados con el estado y la salud de la persona.
En circunstancias normales, con unos hábitos adecuados, una correcta higiene y sin la existencia de abusos, la voz no se verá afectada. Pero tampoco debemos olvidar que la voz, como todo proceso natural, también envejece. Con la edad vamos perdiendo tono y timbre. Además las cuerdas vocales dejan de ser tan elásticas y las mucosas se resecan.

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