Una
de las primeras cosas que advertimos cuando empezamos a ejercer la docencia es
el enorme desgaste físico que ello conlleva, sobre todo a nivel vocal. Hablar
es un acto de comunicación y, en condiciones normales, cuando nos dirigimos a
un interlocutor, o interlocutores, ajustamos de manera automática el volumen del
habla al espacio, y su dirección a la situación donde están nuestros oyentes.
¿Por
qué es necesario hablar de problemas de fonación en la docencia?
De
todos los profesionales que trabajan con la voz, como pueden ser los locutores,
los docentes, los actores o los cantantes, solamente estas dos últimas
categorías reciben una formación reglada y más específica acerca de la postura,
la fonación y de cómo emplear el aire. Ni en escuelas de magisterio ni en las
de periodismo encontramos asignatura alguna dedicada a la utilización y el
cuidado de la voz y, sin embargo, son las profesiones más castigadas en cuanto
a las patologías de la voz se refiere.
Es
necesario hablar de nuestros problemas de voz, porque continuamos pensando que
no es un problema importante en nuestro trabajo y a menudo aplazamos el
tratamiento para más adelante cuando encontremos el momento adecuado, momento
que muchas veces no llega.
Los
cuidados de la voz están relacionados con el estado y la salud de la persona.
En
circunstancias normales, con unos hábitos adecuados, una correcta higiene y sin
la existencia de abusos, la voz no se verá afectada. Pero tampoco debemos
olvidar que la voz, como todo proceso natural, también envejece. Con la edad
vamos perdiendo tono y timbre. Además las cuerdas vocales dejan de ser tan
elásticas y las mucosas se resecan.
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